lunes, 14 de mayo de 2012

Hermandad

Siempre tuve envidia de él. Era tan temerario, tan valiente. Era el tipo de persona a la que yo admiraba por tener valor de hacer exactamente todo lo que yo no soy capaz de hacer. Las palabras queman, ¿sabes? Cada vez que me dicen algo sobre él, sea agradable o no, me agota mentalmente. Es como si cogieran mi estómago, lo retorcieran e hicieran nudo con el intestino para después intentar metérmelo por la boca. Sé que suena desagradable, vista tu cara de asco, pero no soporto que me hablen de él, ahora que ya no está. Hemos crecido juntos, me acuerdo que cuando nació le di un beso en la nariz (y de eso hay fotografía), recuerdo las peleas de enanos, los tirones de pelo, las palabras más insultantes que nos dirigíamos. Pero recuerdo, después de una pelea, cuando venía para jugar con esa cara que tanto me gustaba.

jueves, 10 de mayo de 2012

Soldado encadenado

¿Cómo será su mujer? ¿Y su hija? Hay cierta curiosidad multitudinaria sobre las medidas de su miembro. Es tan extraño ese ser. Su conocimiento es extraordinario, su belleza interior no sale demasiado a la luz, pero se ve, se nota. Nos llama soldados, nos tiene dormidos, atados. Y no se percata de la cárcel en la que nos tiene encerrados. Su mirada se clava en ti si abandonas tu puesto. Si no le miras, habla más fuerte. Es vulnerable y temido a la vez. Si no fuera así, más de uno se habría marchado. De vez en cuando hierven las voces, se alzan mínimamente y ya amenaza con su grave tono y su intensa mirada. Se calca el brillo del sol en la corona que con la edad arrastra. Los dedos huesudos acompañan a las palabras que oigo de fondo, sin prestar atención. Habla de escondites. Creo que subliminalmente nos dice una forma de escapar. Y... provoca alguna risa. Es raro y único el momento en el que las masas ríen con él, y se dibuja en su rostro una real sonrisa de satisfacción.

Creo que he alcanzado el máximo que mi cerebro puede pensar, y él sigue, ¿no se cansa? Qué mente tan privilegiada la suya.

Me da miedo alzar la vista y mirarle directamente a los ojos, como si de la cabeza de Medusa se tratara. Le evito descaradamente, mirando al frente, a unas letras que parecen una reproducción barata de dos siglos de historia.

Se acabó, he perdido otra vez esta batalla.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Sueño interrumpido

Es tan triste que no salga de mí mismo para explorar la vida fuera de esta jaula de polvo prisionero. Me despierto cada mañana, atado mentalmente a tu pelo, pensando cuán radiante estarás hoy. Retiro las cortinas, pues contigo disimular no tiene ningún sentido. Aún duermes y tienes la cortina entreabierta, cosa que me permite verte en tus últimos instantes de sueño. Respiras sosegada, en el mundo en el que ahora estás ni se plantea la posibilidad de despertar en un mundo tan cruel como el nuestro.

Siento que me miras al despertar, pero hay una distancia prudencial entre ventana y ventana que hace que no puedas saber de mi existencia terrenal. Quizás aparezca en tus sueños, pero tal vez eso sólo me ocurra a mí. Te desperezas suavemente y te vistes con tus atuendos sencillos e increíblemente perfectos para tu cuerpo, como cosidos por los ángeles para ti. Te diriges al balcón, tu cabello enredado le da esa humanidad a tu ser que tu cara y cuerpo le quitan.

Y otra vez igual, otro día que marchas para volver al caer el sol, cuando ya no puedo de tu cabello apreciar los reflejos que con él se acentúan. Otra vez que volverás con el villano que aparece en mis sueños tornándolos pesadillas, el hombre que te llevas a casa cada día para corromper más mi ser y demacrar mi esperanza aún más.

El mensaje subliminal

No, no hay ningún mensaje. Sólo aclarar, que principalmente éste blog iba a tener un fin concreto, que voy a destruir ahora mismo. Voy a colgar textos, hasta que me de por subir lo que realmente iba a subirse en este espacio: cuentos sobre una historia en curso, cuyo cauce está un poco oxidado.

La luz se va apagando y no te das cuenta: me marcho. Me gusta creer que llorarás por mí, que me recordarás a la semana de irme diciendo "ya hace una semana que no la veo". No sé si finges o es real que te alegras por mí, porque conoceré a personas increíbles y personas que harán de mí alguien más fuerte. Realmente no quiero marcharme sin ti.

En mis sueños te veo caminar a lo largo de aquella estrecha calle que propició nuestros mejores y peores momentos, y mientras caminas tu pelo ondea al son de tu andar, mientras tu sonrisa inunda cada sentido de mí ser y me hace perder la noción de la realidad. A veces me pregunto cómo es posible que no te des cuenta de que me voy, cómo es posible que la soledad te haga ver que ahora eres feliz.