viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Qué nos pasa?

¿Qué nos pasa, que nos volvemos locos
cuando algo cambia?

¿Qué nos pasa, que sufrimos todo
cuando sucede nada?

¿Qué nos pasa, que no vivimos el momento
hasta que se va, y sólo podemos vivir del recuerdo?

¿Qué nos pasa, que nos volvemos locos
cuando alguien no nos ama?

¿¡Qué sucede, que desechamos nuestra vida
por algo pasajero, por amor, por envidia...!?

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Se acabó

El mismo sueño acude a mí noche tras noche desde que te perdí:

En mi lecho yazco sin respiración, sin voz, con los ojos abiertos y el mismo ruido constante: siempre la brisa moviendo los árboles que eternamente me rodean.
Y no puedo moverme. Simplemente mi destino es estar aquí, observando el paso del tiempo y como único reloj el cambio de temperatura y el aspecto cambiante del entorno.
No puedo hacer más, salvo acordarme del suave movimiento de tu pecho mientras te perdía. Recordar cómo tu calor huía de ti, como tú huías de la vida.
Y de mí.

sábado, 2 de julio de 2016

Me regalo

No me vendo,
me regalo.
Me creo que así
Más gente me quiere.

Y me usan.

Y a mí me gusta.

Luego adiós para mí,
Ni un saludo
Ni ningún tipo
De interés por mí.

Normal, no me conocen.
No doy tiempo a hacerlo.
Creen que soy
Ese tipo de persona.

Porque me regalo.

Así de fácil es tenerme.

viernes, 1 de julio de 2016

No te dejo marchar

No, no dejo que te vayas.
Tus cosas ahora son mías:
Tus besos, tus labios,
Tus buenos días.

No, no te dejo marchar.
Tu vida es mía ahora
Y no te la puedes llevar.

No, no te dejaré ir
Si la vida que me va a quedar
Es sólo un resto de nuestros días.

lunes, 16 de mayo de 2016

Un par de desconocidos

El hilo musical de la estancia nos envuelve. En el establecimiento sólo estamos tú y yo. Nos miramos de vez en cuando de soslayo, nunca directamente.

Bebo despacio para ver si te decides a acercarte, porque si te soy sincera, yo nunca lo haré. No tengo valor para ello.

La gente no deja de entrar. Desde fuera nos miran y creerán que somos dos extraños. Lo somos, sí, pero en el fondo siento que con las fugaces miradas nos lo hemos dicho todo.

Pero terminas con un trago largo tu copa y te vas.

Es posible que sólo yo tuviese la sensación de conocerte, la sensación de que al final uno de los dos daría el paso.

martes, 26 de abril de 2016

Que el silencio no reine

La pequeña bailarina da vueltas mientras una delicada melodía envuelve la sala. Alice, con los ojos muy abiertos, la mirada fija y la tez pálida, sostiene la cajita de música sentada en el banquillo del piano, totalmente a oscuras.

Está descalza y comienza a notar frío en los pies. El líquido que los besa es caliente pero se enfría enseguida y se expande con rapidez. Ella sabe de qué se trata, pero no puede ver el color rojizo por culpa de la oscuridad.

Con la mano que tiene libre palpa las teclas del viejo piano, manchándolas también de rojo, notándolas pegajosas a medida que pasa de una tecla a la otra. No tiene conocimiento de que en la estancia hay dos cuerpos, pero sólo uno respira. En algún lugar de su mente sabe lo que ha pasado, pero permanece aparentemente sosegada dándole cuerda a la bailarina para que no reine el silencio que la perturba.

sábado, 9 de abril de 2016

Olvidé

Olvidé lo que era sentirse así de miserable.
Olvidé todas las veces que creí las mentiras.
Olvidé que los errores siempre se vuelven a cometer.
Olvidé lo mucho que había te amado, olvidé lo mucho que había perdido.

Pero a cambio recordé lo mal que me trataste.
Recordé todas esa noches que llegaste tan tarde.
Recordé cuánto odio había sentido, y recordé también porqué te obligué a marcharte.

viernes, 1 de abril de 2016

Si te vas, ya no regreses

Si te vas, ya no regreses.
Porque cuando te marches serás una
Y al volver serás otra.
Yo quiero seguir con la que estoy,
No con otra que vuelva distinta,
Más radiante y desahogada.

Yo quiero estar con esa triste,
Esa a la que sólo yo puedo alegrar.

Si te vas, no te molestes en volver.
Tus cosas ya no serán tuyas,
Serán de mis recuerdos
Y no te las podrás llevar.

Si te vas, no vuelvas más.
No quiero ver cómo has cambiado,
Cómo has matado a la que yo amé,
Cuidé y su bien procuré.

Si te vas, ¡ay!, no vuelvas a mí.
Sólo una vez me harás sufrir,
No más.

martes, 8 de marzo de 2016

96'

Antes de todo, quiero decirte que ésta no es mi despedida.

Hace días que pienso en nosotros, en esto que hemos construido y a lo que llamamos "relación". Sé que a veces he resultado insoportable y que has tenido mucha paciencia. Y sé que siempre has tenido mil motivos para mandarme a la mierda. Todavía no me creo que no esté mirándote ahora mismo, porque me he acostumbrado a ver tu cara en algún momento del día. Sólo espero que tengas paciencia conmigo una vez más, es lo último que te pido.

Ninguno hemos hecho las cosas bien, sobre todo yo: rompiendo tus cosas en las discusiones, diciéndote cosas de las que luego me arrepentía, tomando decisiones por mi cuenta... pero que sepas que no por eso te quería menos. Dicho esto:

Ésta sí es mi despedida:

Adiós. Cuida mucho de nuestro pez, ese que con tanto amor "reponíamos" cada vez que el anterior moría.

martes, 9 de febrero de 2016

¿Cómo se llamaba?

Se llamaba Luna. No recuerdo muho de ella, salvo que me la encontré varias veces por la vida. Y nunca en el mismo momento; a veces eran buenos momentos para mí, y me alegraba de verla; otras veces cuando la soledad anidaba en mi pecho, y me salvaba de hundirme aún más en mi propia mente.

Pero aún recuerdo su risa. Sus carcajadas sonoras, sus manos apoyándose en mis hombros para no perder el equilibrio.

¿Cómo se llamaba? Nunca lo olvidaré. Se llamaba Luna, y la encontraba cada cierto tiempo en mi vida.

miércoles, 27 de enero de 2016

Hugo

Y recordó su advertencia en mitad de la noche. Eso hizo que Hugo se despertase con el corazón en la garganta y el pulso acelerado.

Su vida ya no era la misma desde que presenció cómo le pegaban un tiro a su madre y cómo le arrancaban la cabeza de cuajo a su padre. La suerte para su hermano fue distinta: primero dos hombres le violaron, y luego le asfixiaron a sangre fría.

Otra persona en su situación se preguntaría "¿por qué a mí?". Pero Hugo no era de esos. Hugo no pensaba siquiera, sencillamente encajaba los golpes de la vida con su mejor gesto apático. Por supuesto que le dolía que su familia hubiese muerto de una forma tan grotesca. Claro que tenía traumas acumulados en su memoria como para encerrarlo en un psiquiátrico. Otro en su situación se hubiera planteado suicidarse. O marcharse de aquél sitio, o matar a aquellos tíos y luego meterse la pistola en la boca.

Pero Hugo no hacía esas cosas. Hugo se planteaba marcharse sin volver la vista atrás. Hugo se planteaba la posibilidad de que aquellos hombres le perdonasen la vida y le dejasen ir sin más represalias. Sin más sangre, sin más dolor.

La muerte se burlaba de Hugo. Le visitaba muy a menudo: matando a su familia, matando a su tutora legal, a sus familiares más lejanos... Allá donde iba él, la muerte aparecía para dejarlo solo.

Por eso nunca le afectaba visiblemente la desgracia.

Pero por dentro estaba roto y destrozado.

martes, 19 de enero de 2016

Cartas de amor en un tren


Hola. Soy la chica de enfrente. Me he cansado de mirarte. Me he cansado de tus miradas de desprecio e indiferencia. ¿Qué tengo que hacer para que me mires como yo a ti? No tienes que corresponderme, lo sé. Pero mi mente humana, mi parte egoísta, te odia porque no me quieres. Qué tontería. Odiarte a ti, por algo tan tonto como no quererme. Debo estar más loca de lo que pensaba.

El camino se me hace cada vez más largo sin ti. A mitad de trayecto bajas del tren y ya no paro de pensar en ti hasta que vuelvo a verte al día siguiente.

Subes en la misma parada que yo, pero te bajas mucho antes. Y cuando ya no estás, se me para el corazón y floto en un limbo de desesperación y tortura mental. Soy un desastre total. Me aportas equilibrio a pesar de no conocerte. Quizás eres un muermo, o un pesado. A lo mejor nunca nos gustarían las mismas cosas, a lo mejor siempre me llevarías la contraria. Pero cuando veo tus ojos, tus manos, cuando veo cómo te queda la ropa, quiero arrancártela de cuajo, hacerte mío con palabras y pasarme el resto de mi vida convenciéndote de que lo mejor es que estemos juntos.