lunes, 2 de noviembre de 2015

Dualidad

A veces me despierto con un cuchillo en la espalda, con una nota pegada que dice "soy tu amigo, confías en mí".

Tengo momentos de ser normal, corriente y común. Momentos en los que amo a los de mi alrededor, confío en ellos plenamente y en los que tengo fe plena.

Pero esos días que me levanto con un dolor en la espalda constante, punzante, mi normal y común personalidad se transforma y les mataría a todos.

Lynda Brice

viernes, 16 de octubre de 2015

Despedida

Me acerco con sigilo a la puerta, con la maleta en la mano.

De repente, tras de mí, oigo tu voz preguntando:

-¿Desde cuándo?

Y el silencio oprime nuestros pechos.

-¿Desde cuándo? - te pregunto
-Desde cuándo ya no me quieres.

Y la pregunta me rompe en mil pedazos.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Otra vez

Otra vez despiertas al sol. Otra vez te apareces a mí, amor.
Otra vez vuelves a verme. Y ya no sé si marcharme o creerte.

Porque cuando vuelves desordenas mi vida.
Me revuelves la cabeza. La pones patas arriba.
Y siento que debo tenerte, pero tengo que dejarte escapar.

Porque no sé si mientes. O lo que dices es real.
Yo solo sé que no lo puedo soportar.
Tenerte a veces y perderte otras cuantas veces más.

Verte de repente, después de un tiempo.
Me vuelve loca tanto vaivén sentimental.
¿Para qué me quieres?

jueves, 8 de octubre de 2015

El fin

Cada vez que alguien te busca y te ama, una parte de mí muere. Mi ilusión se quiebra sin disimulo ante tus ojos pero tu frialdad es más fuerte y esquivas mi dolor, me das la espalda y te vas sin dejarme explicar. Te vas y no te importa si me hieres o si me da igual.

Volar, soñar

Me hizo volar, soñar con cosas imposibles que realmente eran más posibles que cualquier cosa. ¿Yo? ¿Ser feliz? ¿Tener la gran suerte de conocerle? Nunca lo creí posible, y aún así estaba sucediendo. Sonaba en mi cabeza Do Wah Diddy Diddy de Manfred Mann. No sé por qué relaciono esa canción con la felicidad de ese momento. Pero me arrepiento de no haberlo disfrutado más ahora que ya no está.


martes, 22 de septiembre de 2015

All the leaves are brown...

No se puede ser tan sentido. Te lo tomas todo en serio y luego te maltratan la mente. Te lo tomas todo al pie de la letra, y luego nadie hablaba en serio, todo era de broma o sin mala intención. Hablan por hablar, no piensan lo que dicen, no piensan en lo que puedes pensar. ¿Y si todos nos tomamos a la ligera absolutamente todo?

martes, 25 de agosto de 2015

Si no lo digo

Bebo para olvidarme de las dudas,
Olvidarme de los celos, las angustias
Y poderte dar el mundo entero
Y poder decir, medio doblada: te quiero.

Bebo para decir lo que pienso,
Poder hablar sin mentir, y siento
Que si no lo digo muero,
Y para remediarlo siempre digo: te quiero.

viernes, 14 de agosto de 2015

Dolor

Dolor cuando eres amado,
Dolor cuando amas.

Dolor cuando eres engañado,
Dolor cuando engañas.

Dolor cuando piensas en otro
Y poco a poco me matas.

Dolor cuando piensas en ÉL
Y me percato que ya no me amas.

Dolor si me notas ausente,
Dolor si, entonces, te pido la mano.
Dolor es tenerte y no sentirte,
Duele este amor tan opaco.

Dolor cuando finges quererme,
Dolor cuando estás presente
Y aún así tan lejos te tengo.

domingo, 12 de julio de 2015

Da igual

Hoy besé tu fotografía del lago.
Da igual que ya no me quieras,
lloraré tan sólo un rato.

Miré al cielo e imaginé formas en las nubes.
Da igual que no estés conmigo,
mientras estuviste, te quise como supe.

Juré quererte siempre, siempre.
Da igual que me abandonases,
yo siempre fui muy paciente.

Esperé a que anocheciera
Para quedarme dormida.
Da igual que no me quisieras,
Yo siempre te consideré mi vida.

sábado, 13 de junio de 2015

Quejas

Mil veces repetiré en mi mente "¡basta!" y mil y una veces pensaré "la próxima, ¡basta!". Somos humanos. Nos quejamos de cosas que podemos remediar. Cuando no podemos remediarlo, nos centramos en ello mucho más. Nos gusta estar llenos de calamidades, de pensamientos negativos que nos gusta acentuar para contar a los demás, para auto convencernos de que somos los que peor lo pasan en el mundo. Es aburrido. Todos haciendo exactamente lo mismo. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

La vida

Bien, ya estábamos juntos. Ya nos habíamos casado, ya teníamos nuestro hogar, nuestro "nidito de amor". ¿Y ahora qué? ¿Qué pasará a partir de este momento? ¿Y si no somos felices? Me hace feliz, de eso no tengo duda, pero... ¿y si la rutina nos consume? No me malinterpretéis, estoy en una nube, rebosante de felicidad. Supuro positivismo por cada poro de mi piel. Pero ya no hay nada más. A partir de ahora es una cuesta en picado hacia la muerte.

Ya tengo un buen trabajo, uno que adoro y por el que me he partido la espalda hasta los 30 años para conseguir. Ahora puedo trabajar duro y puedo tener tiempo para hacer las cosas que me gustan. Vale, tengo a la persona que quiero más que a mi vida a mi lado, ya nos hemos casado e instalado en nuestra casa. Ya tiene un trabajo que adora, igual que yo, y se dedica a ello con afán. Igual que yo. Ya no hay nada más interesante que hacer a partir de ahora. Ya no hay emociones a la vuelta de la esquina, ni canciones que erizan la piel al recordarnos a nuestro amor... porque nuestro amor está a nuestro lado. ¿Para qué escuchar una canción cuando me despierto con mi amor cada mañana? Es bonito, no me canso de ello, pero... ya no me emocionan las canciones, las películas, los versos, los libros, las palabras, los besos... 

Sólo me queda una cuesta abajo, una pendiente sin frenos, un choque catastrófico en el final. Y la vida se echa encima de mí con sorna, burlándose de mi insignificancia. 

lunes, 13 de abril de 2015

Principesa II

PARTE I

Cierto día, como otro cualquiera, nuestro héroe y Adam Benett compartían el lecho de flores y vegetación que les mecía en su fugaz amor. Se despidieron con un puro y casto beso y se dirigieron cada uno a su reino.

El padre de Benett, rey de Dunham, no famoso por su indulgencia, vio a su hijo vestido de manera desordenada y sin colocar su camisa bajo el pantalón. Le preguntó la razón de esta actitud que un príncipe no debería tener, y Adam se limitó a inventar excusas que su padre no creyó. 

Un día en los que el joven se adentraba en los bosques y desaparecía hasta el ocaso, el rey de Dunham le siguió y lo que halló hizo crispar sus nervios: su hijo encamándose en medio del bosque... ¡con otro hombre! "¡Válgame Dios, qué hijo tan mal nacido me he merecido!" pensó el rey, lleno de ira. "El castigo al que le condeno es a la muerte. ¡Ningún hijo mío vivirá para cumplir desacato!"

Adam se dirigía a su frío hogar tras estar al calor del amor durante la mayor parte del día. Incluso se había bañado en el río con su héroe, con su dorada melena, su príncipe. Estaba rebosante de felicidad, supuraba bienestar por todos los poros de su piel. Se sentía cada vez mejor y por fin tenía una verdadera razón para vivir. Su padre quería hacer de él un gran y poco generoso rey, y él no quería nada de eso. Le bastaría toda una vida en los bosques con su amor. ¿Pensaría el rubio en él alguna vez? Cada noche se preguntaba eso asomado a su ventana, esperando que allí apareciera y se lo llevara sin esperar respuesta, como si de una ráfaga de viento se tratase, como si hablásemos de un beso robado, rápido, raudo, que no espera respuesta pero es bien recibido. Que sorprende gratamente, que se desea con el alma y se espera con ganas. 

Adam llegaba a su castillo cuando toda la guardia le acorraló justo en la entrada y apareció su padre. Le explicó lo que había visto y cuál era su condena, a lo que Adam, acongojado, respondió con excusas para salvar el pellejo. "Estaba fingiendo, padre" le decía el muy ruin. "Fingía amarlo para arrebatarle el reino al relajar su guardia por mí. Es sólo una triquiñuela, padre. Estaba esperando el momento adecuado para ensartarle mi espada y ocupar su palacio con nuestras reliquias. Sólo fingía, mi señor." Mientras hablaba, agachaba el rostro y escondía sus lágrimas. No podía creer que fuera tan cobarde como para condenar a su razón de vivir. 

Su padre, orgulloso, mandó a su hijo encontrarse con el rubio al día siguiente para tenderle una emboscada y matarlo allí mismo, prendiendo así el reino a su antojo. Adam no podía creerlo. Había sentenciado a su alma, pues se la había entregado por entera a su príncipe, a su héroe encantador.

Como todos los días, se encontraron en el bosque. Mas Adam estaba inquieto y eso el rubio lo notó. "¿Qué te ocurre, mi amor? Estás en otro mundo. ¿No eres feliz?" le preguntaba. "Soy el más feliz del mundo, soy enteramente tuyo, mi vida, no soy de nadie más. Pero me temo que te he fallado, mi dulce encantador". De repente, de la vegetación surgieron miles y miles de soldados enemigos de su reino, del reino de Dunham, y lo apresaron como si de una bestia se tratase. Ante la expresión de duda del príncipe, el rey de Dunham le explicó: "No puedo decir que lo sienta, mi Lord. Mi hijo ha hecho el gran trabajo de engatusarte durante tiempo para poder invadir tu tierra. No se lo tengas en cuenta, es culpa mía: le he enseñado demasiado bien. Estoy orgulloso, Adam. Eres digno merecedor de mi corona. Serás el rey directo del reino de Tamner. 

El rubio no podía creerlo. Su media vida, su amor, era finalmente un traidor. ¿Cómo podía ser? No podía creerlo, no quería. Tenía que haber un error. El rey de Dunham se bajó de su caballo y desenvainó su espada. Los soldados tenían al rubio sujeto por los brazos y de rodillas en el suelo. El rey acarició el bello rostro del príncipe con la afilada hoja de la espada y le hizo pequeños cortes en sus labios, sus mejillas. Adam no podía mirar, se giró con lágrimas quemando sus ojos y luego corrió. Corrió hacia su amor justo cuando el rey blandía la espada contra el corazón del príncipe. Qué dolor sintió. Pero más dolor había sido haber traicionado a su amor. Cayó al suelo con la espada clavada en el pecho, respirando entrecortado. Los soldados soltaron al príncipe y éste se abalanzó sobre Adam. "Insensato, ¿qué has hecho?" le gritaba su padre. "Mi príncipe..." intentaba decir Adam, "nunca mentí sobre mis sentimientos. Te amo. Te fallé al inventarme toda esa patraña que le conté a mi padre solo para salvar el pellejo. No puedo creer que fuera tan cobarde de inventar que no te amaba sólo por no morir con su espada. ¿Qué es morir así comparado con sufrir toda la vida sabiendo que te fallé? No me odies, siempre te amaré." Y con las últimas palabras expiró su último aliento.

miércoles, 1 de abril de 2015

Leaves and flowers

Todas las hojas vuelan,
se arremolinan en tu cuerpo.

Todas las culpas pesan,
las arrastra el tiempo.

Todas las mujeres lloran,
siempre con excusas y el mismo cuento.

Todas las historias llenan,
son imprescindibles para el recuerdo.

Todos las flores crecen,
todas mueren en su momento.

Todas las estaciones pasan,
se tragan los días nuestros.

martes, 31 de marzo de 2015

Conformismo

No es que me conforme, es que hay cosas que no van a cambiar por mucho que me molesten. Y es verdad que lo mismo pensaban algunas mujeres, que quejarse no serviría para mejorar su estatus social y su papel en la vida cotidiana, y cuán equivocadas estaban.

Y es cierto también que los obreros torturados se quejaron durante mucho tiempo para conseguir lo que hoy día tenemos. Es cierto que alguien en algún momento tuvo que pensar: "igual no sirve para nada hoy, pero servirá para un mañana" y acertaron de pleno.

Pero, ¿cómo convences a un ser querido de que está tomando un rumbo totalmente equivocado en su vida? ¿Cómo le haces entender que si sigue así no acabará bien? Por muchas charlas que haya, por mucho razonamiento filosófico que intentes inculcarle, no cambia. 

Y no es que me conforme, es que a veces no se puede hacer nada. A veces hay cosas que no cambian.

domingo, 8 de marzo de 2015

Marcharse

El día se vuelve negro, la noche se pone blanca. 
Tirita mi alma al verte, pues hoy con gran pesar te marchas. 
Suenan campanas en mi corazón, late en mí la desesperación. 
Sé que te vas y al mirarte, temblar. 
Me dejas, te alejas, de mí te vas.

Llegas a mí y me llenas de amor; te hartas de mí y me dejas dolor. 
En vida me odiaste, no me diste el perdón; truenos y rayos en mi interior. 
Oigo tu voz susurrarme al oído; te quise y te quiero, te digo y repito.

domingo, 1 de marzo de 2015

Pirata

La botella llega a su fin. El olor del alcohol se ha extendido por toda la estancia, pero él ni se percata. La realidad se le deforma a una rapidez increíble; cuando quiere cruzar la habitación para salir de ella por las escaleras, puede notar el efecto de la sustancia en sus venas ya que le cuesta mantenerse erguido. Se corta la piel cuando pisa la botella rota caída al suelo y gime de dolor, pero sigue caminando descalzo por la madera húmeda dejando su rastro rojizo y sube las escaleras hasta salir a cubierta. Sus marineros se están tomando un descanso y su primer impulso es arrearles a todos unos azotes, pero no lo hace, le da igual. Con la vista al cielo, se dirige a su estimado timón y aparta al hombre que lo maneja de un manotazo. Siente la brisa chocar con su mugrienta y alvina cabellera y se siente libre, aunque también un tanto mareado.

Siempre había querido esta vida... ¿o acaso no pudo elegir? Recordaba vagamente su infancia, pero no tenía interés en rememorar aquello. Era feliz, era libre, y eso era lo que importaba ahora. Le quedaba poco, y él lo sabía, aunque su segundo de abordo no estuviera de acuerdo con él. Pero el dolor cada día se extendía por más recónditos de su viejo cuerpo e intentaba apaciguarlo con ingestas exageradas del elixir bendito de los mares. Porque él era un pirata y eso es lo que debía hacer.

domingo, 15 de febrero de 2015

Principesa I

Gritaba y su voz se propagaba hacia toda la vegetación. Animaba enérgicamente a su caballo, Starr, para alcanzar mayor velocidad. Le encantaba internarse en los bosques con él y echarse unas carreras antes de la caída del sol y la llegada del rey Lionel, su padre. A veces, cuando estaba más animado, entonaba alguna canción, silbaba y se mojaba los pies en algún río que hubiera por el camino.

Muchos de los días, por los bosques, se topaba con princesas en apuros, animalitos para rescatar o incluso algún que otro espectáculo de feriantes ambulantes. Disfrutaba de esas cosas, de la actividad, de la adrenalina. Le encantaba oler el perfume de todas esas princesas y pasar con ellas unos ratos íntimos. Él era encantador, para ellas era todo un lujo que él les dedicara su tiempo y su atención, su encantadora y maravillosa atención.

Su cabello rubio tenía unas ondulaciones naturales que hacían temblar las piernas de cualquiera. Le daban un aire tan sensual, que incluso cuando se encontraba con otro príncipe, éste se quedaba unos minutos perplejo admirando la perfección de su rostro y su encantadora mirada. Intentando iniciar conversación, él sonreía a modo de saludo, pero eso no hacía que los demás príncipes pudieran responder, sino más bien todo lo contrario: les ponía todavía más nerviosos. Le dedicaban alguna absurda frase, normalmente inacabada, y salían rápidamente de allí. Él no podía negarlo, le gustaba que reaccionaran así, tenía una debilidad por el sexo masculino que no podía explicarse ni a sí mismo.

De hecho, alguna que otra vez había sacado de un apuro a príncipes de los reinos vecinos, y con ellos había compartido también momentos de pasión. Y no tenía miedo de sentirse genial haciendo esas cosas ni temía qué pasaría si ellos contaran lo que había pasado en los bosques. Él creía que eso era algo confidencial, un secreto que la naturaleza les guardaba para que pudieran recordarlo o revivirlo cuando quisieran. 

Le tenía especial cariño al príncipe de Dunham, Adam Benett. En numerosas ocasiones el rubio había notado cómo Adam se ponía expresamente en peligro para que tuviera que acudir a él para salvarlo. Ese gesto le parecía de lo más encantador y, por ser precisamente ese el adjetivo que también lo calificaba a él, le tenía el ojo echado. Le parecía entrañable ver cómo se esforzaba cada vez más en crear falsas triquiñuelas para engatusarlo y poder pasar un rato disfrutando de su compañía.

PARTE II

jueves, 15 de enero de 2015

En todas nuestras vidas, nos hemos encontrado

Te conocí hablándote de mi pasado, hablándote del daño que me habían hecho y de que no confiaría a nadie más mi corazón. Te conocí un día cualquiera en que los dos estábamos un poco ebrios, pero los dos sabíamos exactamente en qué momento de nuestra vida estábamos.

Me conociste hablándome de lo destrozado que te habían dejado. Me conociste un día que para ti no iba nada bien, un día que no iba a significar nada y que, para mí, terminó teniendo más sentido que cualquier cosa en mi vida.

Nos conocimos por arte de magia, quizás, unidos por aquellos que nos hicieron daño. Si así va a terminar todo cada vez que alguien me hiera, por favor, que haya más villanos en mi vida que hagan que me encuentre contigo al final de la tragedia.

martes, 13 de enero de 2015

Somos natur

Yo soy el mar.
Yo soy la calma del sol al marchar.
Yo soy la tierra que ve a las plantas germinar.

Ella es el amanecer.
Ella es la luz del sol al nacer.
Ella es la tierra húmeda que hay bajo los pies.

Él es el sol.
Él es el eterno y fugaz amor.
Él es el día y la noche fundidos, en uno los dos.

lunes, 12 de enero de 2015

¿Quién soy?

He dejado de ser quien soy. Mi interior se ha consumido y ya no soy quien soy. Ahora soy quien era, quien seré. Sigo siendo yo. ¿Y quién soy? No he dejado de ser yo.

jueves, 1 de enero de 2015

El paso de los años

No puedo creer
lo que han hecho los años conmigo. 
Cómo me han dejado 
inútil, destrozado, 
como si dentro de un pozo hubiera caído.