lunes, 14 de enero de 2013

Optimist vs Pesimist

No te entiendo. No entiendo qué es lo que te lleva a ver que la vida es bella. No sé porqué lo ves todo de modo positivo, tan optimista siempre y con una sonrisa dedicada al mundo entero. No lo entiendo, y menos con las cosas que te han llegado a pasar, una tras otra. ¿No te cansas de sonreír para, a cambio, recibir una patada? Eres increíble. Sinceramente, extraordinario. Has visto que tras cada desgracia, hay un halo de luz haciendo brillar tu mirada. Has sabido valorar los momentos de felicidad más que cualquier otro, más que yo. Y yo, que me quejo de todo, en vez de disfrutar la vida. Quizás me estés enseñando una lección. Quizás el destino te ha puesto en mi camino porque mi alma puede ser recuperada todavía. Dicen que para todas las almas hay esperanza. Sé mi luz en mi camino, tal vez realmente la necesite.

El amor en el que creí

No sé qué le pasa a cada uno por la mente. Dicen que lo mismo exactamente, que todo lo que me pasa a mí, le ha pasado o está pasando alguien. Hago un llamamiento a esa persona que piensa lo que estoy pensando en este momento: ¿qué carajos significa esto? Es decir, ¿es amor? ¿Es cariño especial? Qué más da, me siento vencida otra vez por mi retorcida mente que me niega la felicidad.
Cuando conozco a alguien, un@ amig@, me encanta quedar, me encanta charlar, no me dan vergüenza ajena ciertas cosas que hace. Pero cuando empiezo a sentir algo por esa persona, me da vergüenza que haga segun qué cosas, me siento muy apurada cuando quedamos, me siento bloqueada, mi mente no funciona con la claridad habitual. ¿Y esto qué significa? No siento mariposas ni nada de eso, es más bien como si dos cucarachas estuvieran defecando dentro de mí a la par que vomitando. Desde luego no son las hermosas mariposas que todo el mundo afirma.
En fin, ¿de qué se trata? ¿Es, acaso, un mecanismo de defensa contra el amor? Es una mezcla contradictoria de sentimientos, o es que ¿de eso se trata el amor? No sé si es amor, no sé si realmente llevo cucarachas ahí, pero desde luego, me pone de los nervios.

jueves, 3 de enero de 2013

El hombrecillo

El pequeño hombrecillo se vestía ajustado, con una camisa blanca y los zapatos a juego. Su casa de almohadas era todo un sueño, pero él deseaba algo más: surcar el cielo. Su mente, pueril e inocente, barajaba las maneras de escapar de esa jaula blanda que al suelo le ataba. Y un día acudió a su ventana un amigo alado de pico plateado, que cantando le dijo: si quieres, amigo, rompe los barrotes que te niegan la libertad. Al partir dejó dos plumas gigantes y un traje muy galán a medida del hombrecillo. Éste, contento como nunca, se vistió de cielo con el traje que le otorgó su amigo de pico plateado, batió las dos plumas como unas enormes alas y de tal impulso atravesó el tejado. Y así quedó, para los restos, surcando el cielo, su más deseado sueño.

miércoles, 2 de enero de 2013

Cicatriz

Sé que está mal decirlo, pero su sonrisa era especialmente preciosa. Era la única que al sonreír me había hecho sentir seguro en este mundo inhóspito. Sus ojos escondían una verdad implacable llena de felicidad y dolor al mismo tiempo. Yo nunca le pregunté por esas marcas en su pecho. Ella nunca lo mencionó. Quizás se avergonzó un poco la primera vez que la vi desnuda y le miré fijamente, sin quererlo, las cicatrices profundas esculpidas por todo el busto. Me miró, me sonrió, y entonces la besé como nunca antes había besado a nadie, porque fuera lo que fuera lo que pasara, cualquiera que fuera su pasado, ella estaba allí, entregándome su amor, amándome, sonriéndome con esos labios que tanto me gustaba besar. Ni siquiera se quiso tapar, se mostró con total naturalidad, sin apuro, ante mí. Y eso me hizo sentirme la persona más afortunada de este mundo.